lunes, 1 de septiembre de 2008

DOÑA SANTINA: EL CAMINO DE LA SANACION


Esta es la historia de una chamana brasileña, heredera del candomblé afro – brasileño y seguidora fiel de las enseñanzas de Cristo. En trance llega a modificar el estado molecular de pétalos de rosas en miel de abejas que utiliza para curar la dolencia en los pacientes. Vive actualmente en la ciudad de Salvador en el estado de Bahía, norte de Brasil. Atiende a numerosas personas que se acercan a consultarla. A continuación les cuento, en resumen, la vida de una mujer muy especial.

Como psicólogo clínico e investigador en el campo de la Etno medicina desde hace muchos años me inquieta y cuestiono:

¿Cómo hace el hombre que habita en sociedades no occidentales, en contextos no urbanos y realidades diferentes para resolver el tema de la salud y la enfermedad?


A nivel personal desde hace mucho tiempo vengo realizando el intento de construir un puente que una a sectores de la medicina occidental con la cosmovisión de los pueblos aborígenes de América.


Este puente abriría la posibilidad de una nueva síntesis creadora que permita producir modificaciones dentro del campo energético de una persona afectada por algún tipo de enfermedad.


Esta posibilidad no solamente tiene que estar direccionada hacia la cuestión aborigen americana, sino también a formas provenientes del continente africano y del lejano oriente. Así nos vamos transformando en “CHACRA RUNAS” término quechua que significa HOMBRE – PUENTE.


Doña Santina es una mujer que viene trabajando a nivel personal en este sentido, siendo también ella una “Chacra – Runa” ya que está llevando una síntesis vivencial entre los elementos de la cosmovisión africana (candomblé – orubá) y elementos provenientes del Cristianismo. Antes de pasar a referirme específicamente a la persona de Doña Santina, quisiera dar un pantallazo general del contexto sociocultural al que pertenece esta mujer.



Camdomblé y Orixas de Salvador de Bahía


Si hay una particularidad del pueblo brasileño, es la capacidad de articular realidades, producir sincretismos y elaborar mixturas, tanto sea en el orden cultural, artístico o religioso. En las calles del Brasil y en especial en San Salvador se vibra un sincretismo vivo y pulsante.


De la mano caminan la vida y la muerte, la locura y la genialidad, los orixas africanos y los santos católicos. Salvador es una ciudad florida en formas y expresiones, es la cuna del candomblé y es allí donde se van a manifestar las presencias vivas de los orixas o espíritus creadores y la gracia de oxalá, Dios Creador. Los orixas serían como deidades inmanentes y Oxalá el Dios trascendente. El candomblé como estructura religiosa se liga a un modo rural de vida vinculándose energéticamente con la Tierra. Todos los elementos rituales presentes expresan una relación con lo natural. Para el candomblé cada persona tiene un orixá, es decir un espíritu guardián y protector, que es guía y consejero. Los Orixás se instauran en un orden cosmológico fundamental ya que se relacionan con la estructura de la naturaleza y el cosmos.


El despertar en el camino de la curación.

Doña Santina es descendiente directa de esclavos y actualmente madre de Santo de Candomblé. En su linaje pasado, madre, abuela y bisabuela fueron mujeres dedicadas a este culto. Tuvo una especial incidencia en la vida de Santina, su bisabuela, Doña Isabel, quien se dedicaba a curar enfermos a través del fenómeno de la mediumnidad.


Ya de pequeña Santina presentaba actitudes paranormales. Desde chica tuvo acceso a la religión Católica y a la lectura de las Sagradas Escrituras despertándose en ella una fuerte devoción hacia la figura de Cristo, redentor del hombre.

Pero indudablemente el camino no fue fácil. Luego de tener a su hijo Jaime quedó paralítica por cuatro años. Durante ese tiempo tenía sueños donde los espíritus le manifestaban que iba a curarse siempre y cuando asumiera los compromisos pendientes.

Una noche en un sueño se le manifestó su bisabuela Doña Isabel, reprochándole porque se había olvidado del culto a los antepasados, porque había dejado el candomblé de lado; a partir de esto empezó a asistir a los Terreiros, que son los espacios sagrados del candomblé, y a asumir los compromisos como madre de Santo.


Doña Santina y el espíritu de servicio.

Según Aristóteles el conocimiento se divide en: el saber del servicio y el saber del poder. Ahora basta recordar un poco la actitud de Jesús en la escena del lavatorio de pies a sus discípulos. Se inclina sobre ellos y los lava uno por uno, luego concluye diciendo: “Yo no he venido a este mundo para ser servido sino para servir”.

He aquí el don, la entrega, la actitud espiritual por excelencia. Así vemos cómo esta mujer fue haciendo del servicio la piedra angular de su proceso personal.


Servicio que no significa estar haciendo algo todo el tiempo, eso sería asistencialismo. El servicio es algo más profundo, es ante todo una actitud en la vida, no tanto un hacer sino una actitud en el hacer. Servicio significa estar en manos del espíritu, una actitud de abandono para ser instrumento del mismo. En su vida diaria Santina mantiene una actitud muy austera, se levanta todos los días a las cinco am para realizar sus oraciones y alimentarse de frutas, verduras y cereales. Mantiene una gran vitalidad y tiene un carácter fuerte. Atiende a todas las personas que se le acercan sin distinción de razas, status, etc.


La visita gente de diversas partes del mundo. Por su trabajo y atención no pide retribución económica, acepta lo que la gente voluntariamente le brinda. Cuando los pacientes le agradecen, ella responde: “No me agradezcan a mi sino a Dios, Arquitecto del Universo y quien hace todo.”


Las sesiones de curación.

El domicilio de Santina es en la ciudad de Salvador, pero a cincuenta kilómetros de la ciudad, camino Camasarí donde atiende las consultas. Allí acuden los enfermos en busca de medicina. Los días de trabajo fuerte y de consulta, ella realiza ayunos de todo el día. Durante las sesiones a la que asisten los enfermos hay un momento particular y sorprendente; después de que cada uno de los presentes le narra su problema y afección ella hace un proceso de introspección mientras que reza cánticos y oraciones, hasta llegar el momento en que entra en trance para incorporar un espíritu identificado como: TATAI – TIMBIRÁ expresión indígena que significa MADRES E HIJOS.


Este fenómeno de incorporación es algo típico del culto del candomblé; este espíritu que incorpora le ayudará a resolver el mal de los pacientes. En ese momento de trance los ayudantes le alcanzan pétalos de rosas que ella comienza a frotar entre sus manos mientras reza oraciones en yorubá. Al instante de sus manos comienza a chorrear una miel de abejas con poder curativo (se han hecho investigaciones en distintos laboratorios y se ha comprobado que esta miel es típica de una abeja oriunda de Africa que no existe en el Brasil y que tiene la particularidad de no ser venenosa). Esta miel es juntada en un recipiente y luego va a hacer distribuida a los pacientes, ya sea para ingerir o para frotación.

Luego de la sesión a cada paciente en particular le indicará una receta de plantas medicinales que apuntalará el proceso de curación de cada enfermo. Dentro del candomblé se utilizan mucho las plantas medicinales para curación de las dolencias. También en caso necesario dará dieta de alimentos. La sesión concluye en torno a un gran árbol de Yaca que hay en jardín de la chacra donde todos realizan una oración para la sanación. Este fenómeno de transmutación de pétalos de rosas en miel curativa producida por la acción del espíritu incorporado, se da por la capacidad de operar modificaciones en el ámbito molecular. Santina identifica a este espíritu como una luz intensa y brillante que entra en su persona infundiéndole un amor intenso.


Qué dice Santina del mundo de hoy.


Según ella son épocas muy difíciles y debemos prepararnos para poder sobrellevar lo que nos toca vivir. Esta preparación debe ser ante todo, del orden de lo espiritual ya que la fuerza no está en la carne sino en el espíritu.


La vida alocada, los excesos y el estrés, perforan nuestro campo energético deteriorando nuestra inmunidad y exponiéndonos a enfermedades. Nuestro metabolismo y organismo es una obra maestra del Creador que debemos cuidar para tener una buena calidad de vida.


Dios Creador es bueno y misericordioso, no nos salva ni nos condena. Es el hombre quien se salva o condena según sean sus actos. El hombre hoy en día enferma por no perdonar, por no ser agradecido, por guardar rencores y resentimientos, esto lo que hace es alimentar el círculo kármico negativo, y a la vez generar más odio, más rencor y más resentimiento. El hombre de hoy en día tiene una actitud agresiva y destructiva hacia sí mismo y hacia lo que lo rodea. Esto se vuelve de alguna manera como una cobranza “cosecharás lo que siembres”.


El amor y el perdón son las actitudes de curación por excelencia. Debemos cuidar mucho las palabras, pues con las palabras se construyen o se destruyen mundos. Cuando la palabra se vuelve oración o agradecimiento, hay un gran bienestar espiritual.


Palabras finales de Doña Santina.


“Deseo una paz muy profunda a todo el mundo y que Cristo esté con nosotros en todos los momentos de nuestra vida. Nunca nadie curó tanto a la gente como Jesús de Nazaret, sólo con la fuerza del amor. No tuvo en cuenta el defecto de las personas sino supo verlas más allá de sus limitaciones, y que la paz de Cristo nos acompañe siempre hasta el fin de los tiempos”.

Para terminar voy a transcribir un texto del libro de la sabiduría –Capítulo 7:


Señor concédeme la sabiduría que de ti procede. Pues tú nos llevas al conocimiento verdadero de todos los seres. Para conocer la estructura del mundo. Y la actividad de sus elementos. El poder de los espíritus y los pensamientos de los hombres. Todas las variedades de plantas y las virtudes de sus raíces.


Todo cuanto está oculto y todo cuanto se ve.


Sacha Domenech:Psicólogo clínico
(Univ. Del Salvador) Operador terapéutico

“Proyecto Uomo Italia”
Integrante Centro Runa Huasi Integrante Fundación Ashoka - EEUU