Recuerdo de mis días de adolescente, que a mi mamá le gustaba hacer el desayuno y la cena. (A veces el almuerzo también).
Una noche, hace ya más de 40 años, ella había hecho la cena, después de un largo y duro día en casa. Mi madre puso un plato de huevos, salchichas y pan quemado frente a mi padre. ¡Recuerdo estar esperando para ver si alguien lo notaba!
Sin embargo, aunque mi querido padre lo vio, alcanzó un pan, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela.
No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y comérselo todo.
Cuando me levanté de la mesa esa noche, escuché a mi madre darle las disculpas a mi padre por los panes quemados. Nunca voy a olvidar lo que él dijo: "Tranquila gordita, me encanta el pan quemado."
Más tarde, esa misma noche, fui a despedirme de mi padre y le pregunté si a él, en realidad, le gustaba el pan quemado. Me abrazó y dijo: "Tu mamá tuvo un día muy duro, está muy cansada y además, un pan un poco quemado no le hace daño a nadie".
La vida está llena de cosas imperfectas y gente imperfecta. Yo no soy el mejor en casi nada, me olvido de los cumpleaños, de los buenos modales y aniversarios como mucha gente. Pero lo que he aprendido con los años, es a aceptar los defectos de cada uno y he decidido olvidar cada una de las diferencias con los demás. Esto una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera... donde un "pancito quemado" no va a romper un corazón.
Podríamos extender esto a cualquier tipo de relación. ¡De hecho, la comprensión es la base de cualquier relación; ya sea esposo-esposa o padre-hijo o maestro-estudiante... o cualquier tipo de amistad!
Así que, 'Por favor: ¿me pasas un pan?' y 'Sí. no te preocupes, el quemado está bien'.
Sé más amable de lo necesario porque toda la gente que conocemos, en este mismo momento, está librando algún tipo de batalla.
Desconozco su autor, lo recibi via email. Gracias.
¡QUE TENGAS UN DÍA MARAVILLOSO!
SYLVIA