Cuando por primera
vez leí aquel dicho de la Sra. Blavatsky de que la mente era la matadora de lo
real, confieso que me confundí mucho. Mi mejor herramienta ¿condenada a ser la
matadora de lo real? Parecía un absurdo, sin embargo hoy creo entender lo que la
Señora quería decir...
Siempre que los
pensamientos estén relacionados con lo divino, podemos hacer de nuestra
personalidad un templo que transmita inspiración, conocimiento y servicio
desinteresado. Pero cuando nos enfocamos en el mundo material en plena ausencia
del mundo divino, la personalidad cae en la oscuridad de la ignorancia y nos
equivocamos, tropezamos, sufrimos y hacemos sufrir.
La existencia es un
juego entre la luz y la oscuridad. Vamos de lo espiritual a lo material.
Mientras más nos acercamos a la realidad de nuestra alma, más luz nos llega.
Pero cuando nos apartamos y buscamos entender la vida sólo desde el punto de
vista material, todo se oscurece porque en el programa que rige en la
actualidad el mundo material no están contempladas las grandes verdades que
rigen la existencia.
Si miramos una
imagen de la vía láctea, ni siquiera podemos ver la Tierra, de tan pequeñita
que es en comparación con la inmensidad del cosmos. Pero si miramos dentro de
nosotros, podemos encontrar esa misma inmensidad, con la diferencia que a
través de la mirada interna emerge una comprensión superior.
Todo depende de la
dirección del pensamiento. Y es una elección.
Lo Real está más allá de la mente. Por eso
cuando la mente se entrona en sí misma, es la matadora de lo real. Sin embargo,
cuando la mente entretiene pensamientos relacionados a la divinidad, cuando se
purifica y deja pasar la luz del alma; ella, que es la matadora de lo real, nos
conduce precisamente a ese mundo de verdades eternas. Y cuando por fin se
silencia, nos permite pasar.
Cuando la mente es guiada por los valores
materiales nunca se calla. Siempre argumenta. Es su naturaleza. Pero cuando el
corazón la enamora, se rinde. Y entonces es que puede tomar la dirección
correcta aún sabiendo que su destino es callarse y entrar al divino silencio
que todo lo penetra, el único capaz de revelar lo que la mente no puede.
¿Y qué es lo que la
mente no puede alcanzar? Aquello que está más allá y que al mismo tiempo es el
campo desde donde surgen la mente, los sentidos y el cuerpo. Es el Ser, el
"Yo Soy", la Existencia, que es la base o el trasfondo de todo lo que
existe, desde el mineral, el vegetal, el animal y el humano. Es Dios. Y eres
tú. Es la Omnipresencia Divina que está en todo y está en ti como tu propio
Ser. La fuente de tu verdadera felicidad, del gozo, de la bienaventuranza.
Cuando decidimos recorrer el sendero
espiritual, lo que llamamos el
discípulado, de lo que se trata es de entrenar la mente para que piense en
positivo, para que vea el bien en cada situación y no caiga en su juego
preferido que es la separación y la exclusión. La exclusión es contraria al
Ser, a la existencia misma que no excluye a nada ni a nadie. El Principio de
Inclusión rige la existencia. No hay nada separado.
"Si no eres de mi raza, o de mi religión,
o de mi nacionalidad, eres diferente a mí y por lo tanto te excluyo. Y si te
acercas un poco, me da miedo y me defiendo. Y puedo hasta matarte..." Las guerras son hijas de la exclusión, hijas
de la única herejía existente, la separación. No hay nada separado en el
Universo.
El otro juego de la mente es la grandiosidad.
Si todos tenemos el mismo origen y la base de nuestra existencia es la misma,
el "Yo Soy" en cada uno de nosotros, ¿acaso no es la igualdad el
principio sobre el cual el Creador nos dio la vida? La igualdad excluye la
grandiosidad. Pero la grandiosidad y su acompañante, la fama, se han convertido
en la meta que la mayoría quiere alcanzar, sacrificando así los principios fundamentales de nuestra
humanidad.
No en balde tenemos
el mundo que tenemos, tan alejado de los principios humanos más fundamentales,
en total olvido de las enseñanzas tanto de Buda como de Cristo.
Buda nos enseñó el
camino de la compasión por sobre el conocimiento y Cristo nos dijo que nos
amáramos los unos a los otros, sellándonos en la hermandad porque todos somos
hijos del Padre que está en los cielos.
Si encuentras a Dios fuera de ti, es probable
que lo percibas en algunas cosas y no en otras, y pienses que la percepción de
Dios de los demás está equivocada, pero si lo encuentras dentro de ti como tú
"Yo Soy" lo verás en todo y en todos, y estarás de acuerdo con todos.
Esta es la más antigua de las religiones.
La vida transcurre entre momentos de luz y momentos de oscuridad. Lo
maravilloso de los momentos de Luz es que también iluminan la vida material, y
entonces, ésta revela su divinidad, su Luz oculta. Mi deseo sincero es que
puedas percibir a Dios como Aquello que vive en ti y en todo. Con cada
percepción de lo divino la luz entrará a tu vida y la oscuridad disminuirá.
Entraras al eterno presente en el gozo de cada instante. Y en ese instante, aunque
sea fugaz, nos abrazamos.
Con profundo amor, Carmen Santiago
PLENILUNIO DE ARIES
- FESTIVAL DE PASCUA
Es el signo de los comienzos, transmisor del
Fuego Eléctrico del espíritu. Por su intermedio el Primer Rayo de Voluntad y
Poder llega a nuestro planeta. Es la luz de la vida misma oculta en el núcleo
de todos los átomos. Como expresión de la voluntad y el Poder de Dios
corporifica el Primer Rayo y como el impulso que dirige y controla la expresión
de esa Voluntad en el mundo de las
formas está también dotada de las energías de Séptimo Rayo.
En este día se celebra el FESTIVAL DE PASCUA.
Es el festival de la Humanidad y del Cristo Resucitado y Viviente. El énfasis estará
puesto en la Resurrección. El Maestro
Kumar recomienda contemplar en Shamballa, Sanat Kumara, los seis Dhyani Budas,
Rama y el Maestro Morya en el centro Coronario. Sahasrara es el mantram de
Aries