Se acerca la celebración del Día de
Muertos. Bella celebración, aunque muy distorsionada de la original que
se hacía antes de la conquista española.
Entonces era una fiesta de celebración y gratitud a la madre tierra, por
la fertilidad y las ricas cosechas que ella brinda en abundancia. Así ofrendaban (en el piso y sobre un bello
tapete tejido especialmente para la ocasión, no era en un altar) las mejores
calabazas, chiles, maíces de colores, frutos y toda clase de granos y
verduras.
También ponían en la ofrenda artículos
personales de sus difuntos, como un recordatorio y agradecimiento a
quienes con sus cuerpos sepultos, fueron
a nutrir y fertilizar la tierra que luego los bendijo con sus cosechas. Junto a las cosas del muerto se ponía un
incensario encendido, simbolizando que así como el humo blanco se eleva de la resina del incienso, así el espíritu de sus muertos se elevó hacia
el lugar donde Dios mora (Teocalli), se
elevó porque se desprendió de la materia que lo ataba a este mundo.
También ofrendaban comida que elaboraban con
lo obtenido de las cosechas, moles, tortillas de colores, dulces de amaranto,
aguamiel, calabazas. No faltaban el
pulque, y el tejuino (licor de maíz fermentado), igual que ahora no faltan las cervezas y el
vino en las fiestas mexicanas! Los
aromas de estas comidas servían como mensajeros para que los muertos supieran
cuál era el menú del agasajo, y lo disfrutaran a su manera, pues al ya no tener
cuerpo tampoco necesitarían comida.
Mientras tanto los vivos, que todavía tenían cuerpo, disfrutarían la comida en todo su
esplendor... y el gozo de reunirse en familia para celebrar la fiesta y la
alegría que surge de la gratitud y la unidad, tal como ahora todavía hacemos en
nuestras fiestas familiares en las que, muchas veces, solemos traer a nuestra
memoria el recuerdo de quienes ya partieron al nuevo lugar donde nos
encontraremos un día.
La ignorancia del origen y verdadero
significado de esta fiesta, nos ha llevado a celebrarlo cada año de manera más
distante de sus motivos esenciales.
Las cruces, santos, otros elementos religiosos y la instalación de
altares en lugar de ofrendas en el piso, fueron impuestos por los españoles.
Hoy día más que una fiesta de gratitud y
reflexión parece que se celebra la entronización de la Catrina como centro y
reina de la celebración. Siendo que
empezó como un personaje de crítica social (había hambre entonces, de allí los
esqueletos) y terminó adornando los altares de muertos, vestida de mil maneras
elegantes, pero sin tener alguna relación con la cosecha, la gratitud y la
madre tierra.
Así se distorsionan las cosas!! pero de todas maneras es hermoso VER el
colorido, la creatividad y la alegría que se ven hoy día en esta fiesta. Que cada quien que lo entienda como su
conciencia se lo permita. El libre
albedrío nos permite celebrar, criticar o disfrutar como mejor se acomode a
nuestras creencias. Mientras tanto
Feliz Día de los Vivos, aquí y en el más allá!!
Mujer Medicina